RIBCA

El nombre Ribca proviene del hebreo Ribqah o Rivkah y significa “[la que] ata, une, atrapa [con su belleza]: Cautivadora” o “ganado hembra [posiblemente vaca].” Está asociado a la palabra rivkaot que define el lazo usado antiguamente para someter a los bueyes jóvenes (aparentemente la belleza de Ribca hacía lo mismo con los hombres). Es más conocida por su equivalente griego Rebeca.


Ribca era nieta de Nahor y Milca, hija de Betuel y hermana de Labán. Debido a que Nahor y Abraham compartían el mismo padre y Milca era la hija de Harán, el otro hermano de Abraham, los antecedentes de Ribca eran perfectos en todo sentido para la misión de Eliezer de buscar una novia para Isaac entre sus parientes.

Al leer el Génesis nos encontramos que todos estos personajes vivieron sus propias historias antes de que Ribca hiciera su entrada marcando un nuevo inicio en la familia. La parentela de Ribca estaba conformada por todos los parientes que Abraham y Sara (Abram y Sarai en ese entonces) dejaron atrás cuando partieron de Haran. Su abuelo Nahor había tomado dos mujeres y posiblemente tras su muerte las disputas familiares se hicieron mas frecuentes entre los descendientes de Milca y Reumá. De hecho, el texto es específico en detallar que Ribca era descendiente de Nahor “por parte de Milca” (la esposa y no la concubina). Es evidente que el ambiente familiar de Ribca era de todo menos familiar.

Sin embargo, esto no parece haber estropeado el carácter de Ribca. Aunque pertenecía a un hogar idólatra y conflictivo, ella demostraba su generosidad con acciones, probando una y otra vez que era genuina y resistente al igual que Sara. Su buen corazón la encaminó al propósito que Dios le tenía preparado y cuando fue necesario, hizo exactamente lo que se esperaba de ella. Aún mas, cuando se le preguntó si estaba dispuesta a dejarlo todo por este plan divino, ella afirmó:
—¡Si, iré!
Entonces su familia la despidió con una promesa:
—Hermana nuestra, ¡que llegues a ser la madre de muchos millones! (Génesis 24:58-60).

Aunque Ribca no vivió para ver esa promesa, pudo afirmar que cuando Dios la llamó a ser parte de esta, ella dio la respuesta perfecta.

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